L. Shu nació sin pelo, con un gorro de nadar rosa chicle con 32 florecillas granates perfectamente dispuestas sobre él.
Increíble!, la comadrona se quedó blanca al verla, y como no encontró palabras para explicar el suceso, cortó el cordón umbilical, y se la llevó a parte. Con mucho cuidado intentó desprenderle ese extraño gorro de la cabecita, cuando de repente la niña echó a llorar, disgustada por lo que a ella le pareció un agravio. La mamá se alegró al oír su llanto, creyendo que había recibido esa primera pequeña bofetada de la vida, y sin conseguir su objetivo la comadrona la dejó en el regazo de su madre con cara de circunstancia. Su madre no pareció extrañarse, en cambio le ofreció una dulce sonrisa , y con la típica vestimenta blanca que usaba para su trabajo diario comenzó a limpiar, al igual que una gata, de mucosa y sangre las preciosas florecillas de la cabeza de su niña. Cuando estuvo completamente limpia, acercó su rostro al de la pequeña, e inspiró lentamente, para olerla bien, estaba convencida de que la suya era una niña completamente sana, porque su pequeña olía a sal. Cuando hubo terminado le susurró al oído: "bienvenida al mundo L. Shu, no te inquietes, pronto volveremos al mar, cuando te recuperes volveremos al trabajo, quizás esta vez encontremos alguna perla"
1 comentario:
montse necesito saber mas de esta historia
DIMONI
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